¿ASDF?

viernes, 14 de diciembre de 2007


Joder, por fin se han acabado los exámenes. Dios, menudo estrés de semana. Si, ya se que vosotros tenéis que estudiar más que yo... Pero yo me cago en quien inventara los exámenes. La ventaja es que ya tengo más tiempo para estudiar hacer lo que quiera. En este caso, escribir en este Blog.

Pues dispuesto a renegar de mi vida tal y como la conocía, me dispuse a ir al infierno, donde me esperaba Satanás con su traje rojo y su cola puntiaguda. Largo fué el trayecto de ida, y aún más larga fué la cola que tuve que esperar a la puerta del infierno. Cunado por fin se redujo hasta quedar yo el primero, fué una amable anciana la que me dejó pasar. Miré fugazmente al cartelito que tenía en la solapa de su chaqueta y fué tal la extrañeza que me causó que me hize mojón en los pantalones. Ponía Caperucita. ¿Caperucita dando el número para entrar al infierno? Esto era muy raro. Sin más dilación entré y me sorprendió el extraño paisaje que tenía el infierno. Era una mierda de risco de granito donde dormía la gente en las tiendas de campaña. Se me acercó lo que yó supuse era Casper. Yo le pregunté:

-¿Casper?
-El mismo- Contestó el
-¿Qué haces tú en el infierno?- Le pregunté indiscretamente
-Pues nada tronco- Repuso él- Me pillaron a 300 km/h por el pasillo de un hopital,iba sin cinturón... y pasó lo que tuvo que pasar. Me enviaron al infierno.
-La verdad yo tenía otra idea sobre el infierno.- Le confesé
-¿Si? Pues como veas el cielo... San Pedro, ahí donde le ves, no es el que da la entrada, es un vagabundo que pide limosna en el portal del cielo.- Me dijo Casper
-¿Y Dios?- Pregunté yo
-Dios existe, si si. Pero se pasa la mayor parte del día jugando con sus amigos al Tute
-¿Sus amigos?- Pregunté extrañado
-Si. El Ratón Pérez, los reyes magos, Papá Noel y CyberJesús.
No pude responder. Una voz grave sonó a mis espaldas y un escalofrío recorrió toda mi espalda. Una extraña voz dijo:

-¿Quién es el nuevo?- Casper me señaló, y tuve el coraje de mirar levemente hacia atrás. Una hombre esquelético, escuchimizado y pintado cutremente de rojo carmín me miró con ansia. Casper me susurró en bajito "corre", pero no tuve la suficiente capacidad de reacción. El diablo me empezó a perseguir con un remo, y gritaba tras de mí:

-¡No corras loca, al final te voy a pillar!- Empezé a correr como un poseso. Mi vida estaba en juego.

No hay comentarios: